Sé que este encabezado parece obvio.

 Muchos pensarán que eso nunca se discutiría. ¡Claro que el bebé es una persona!
Pero me gustaría profundizar un poco y no quedarnos solo en la superficie de esa frase.

A las personas; se les tiene en cuenta, se considera qué les gusta o disgusta, cuáles son sus preferencias. No se tocan sin permiso o se les presiona a hacer cosas que no desean (Lamentablemente esto no sucede siempre, pero sigamos…)

Los bebés sienten y saben, ¡sí que saben! Más de lo que nos imaginamos. Si pudiéramos observarles con detenimiento, y con ojos libres de prejuicios, expectativas adultas y aprendizajes que no nos hemos cuestionado; nos daríamos cuenta lo sabios que son.

Tienen planes, toman decisiones, se les ocurren cantidades de ideas brillantes. Si confiáramos más en ellos y les permitiéramos llevarlas a cabo; nos impresionaría todo lo que pueden hacer y hasta donde pueden llegar.

Me cuestiona mucho, además me incomodan muchas situaciones que se dan con los bebés, en las que se les deja como seres pasivos, desprovistos de autonomía, de sentido, de identidad, de voluntad.

A continuación, una situación común, solo por mencionar una de tantas que se dan a diario: Se lleva a un bebé al pediatra (por cierto, nadie le contó con anticipación a dónde iba, ni lo que iba a suceder allí). El profesional no mira ni saluda a su paciente; pide datos, toma medidas, toca su cuerpo, y ni siquiera se le ocurre pedir permiso para tocar sus genitales.

Si esto no nos cuestiona ni un poco, es que hemos perdido de vista lo que es ser persona.

Cosas así no suceden solo en consultorios o con personas desconocidas, pasan a diario en la mayoría de hogares. Vamos tomando decisiones y actuando frente a los bebés sin tener en cuenta sus deseos, su voluntad, sus preferencias.

El bebé necesita ser mirado, ser reconocido y tenido en cuenta, sentirse partícipe, sentir que es único e importante. La identidad y la confianza en uno mismo se va forjando en el vínculo con el otro. Si el bebé siente que confiamos en él y lo tenemos en cuenta, se sentirá valioso y podrá confiar en sí mismo. ¡Se sentirá persona!


Anabel Hernández River
a
Psicóloga infantil